A veces estamos tan solo aun paso de conseguir nuestra meta y paramos por una frustración temporal.
Hoy te compartimos un caso de exito que estaba a tan solo un metro del oro.
Antes de leer este post, asegúrate de haber leído la primera parte (Barnes. Una historia sobre la perseverancia)
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A final del post te recomiendo un libro muy bueno, estate atento 🙂
Los inesperados disfraces de la oportunidad
Cuando surgió la oportunidad, lo hizo de una forma totalmente distinta a la que Edwin C. Barnes esperaba. Y éste es precisamente uno de los caprichos de la oportunidad.
Ésta, tiene el curioso hábito de «aparecer por la puerta trasera», y a veces viene disimulada con un disfraz de mala suerte, infortunio o de frustración temporal. Tal vez por eso muchas veces las personas no consiguen reconocerla…
(Ver: Identifica Buenas Oportunidades)
Por su parte, Edison acababa de perfeccionar un nuevo invento, conocido en su época como el Dictáfono de Edison. Sobre este mismo aparato, el equipo de ventas de Edison no se mostró muy favorable a su venta, puesto que no confiaban que se pudiera vender sin mucho esfuerzo.
Al contrario que sus vendedores, Barnes supo ver su oportunidad, que surgió discretamente, oculta bajo una máquina estrambótica que solamente les interesaba a él y al gran inventor.
El joven ayudante supo que podría vender el Dictáfono de Edison. De esta manera se lo sugirió y, de inmediato, obtuvo su esperada oportunidad. Vendió la máquina.
Realmente, la vendió tan exitosamente que el mismo Edison le hizo un contrato para distribuirla por toda la nación. Esto no solo hizo rico a Barnes sino que, además, consiguió algo mucho más importante: demostró que uno ciertamente puede «pensar y hacerse rico con ello«.
No sé con certeza cuál fue la cantidad de dinero que Barnes ganó gracias a su deseo, puede que dos o tres millones de dólares pero, la cantidad, cualquiera que sea, se vuelve insignificante respecto al bien que adquirió en forma de conocimiento definido de que un impulso intangible puede convertirse en ganancias materiales mediante la aplicación de principios conocidos.
¡Barnes pensaba literalmente en hacerse socio del gran Thomas Edison!
Pensaba también que dispondría de una gran fortuna. No tenía nada con lo que empezar, excepto la capacidad saber lo que deseaba y la determinación de mantenerse fiel a ese mismo deseo hasta conseguirlo.
Darby: A un metro del oro
Una de las causas más comunes que llevan a uno directo al fracaso es la aparición de una frustración temporal. Todos somos culpables de este error en un momento u otro.
Ejemplifiquemos esto con una breve historia.
Un familiar de R. V. Darby (concretamente su tío), fue presa de la «Fiebre del oro», y decidió así partir hacia el Oeste para cavar y buscar este preciado metal.
Por desgracia no sabía que se ha extraído mucho más oro de los pensamientos de los hombres que de la tierra.
De este modo, el tío de Darby obtuvo una licencia con la que se fue a trabajar para conseguir lo que buscaba. Tras varios meses de duro trabajo, descubrió una veta de mineral brillante. Surgió la oportunidad.
Decidió cubrir la mina para volver más adelante cuando consiguiera una maquinaria adecuada, con la cual podría extraer todo el mineral.
Así, con una pequeña ayuda, volvió junto a Darby para extraer los materiales de la mina. Extrajeron el primer carro y tras llevarlo a un fundidor metalúrgico descurbieron que ¡poseían uno de los emplacamientos más ricos de Colorado!
Unos pocos carros más serían suficientes para saldar todas sus deudas, pero cuando más altas estaban las esperanzas de Darby y su tío, ocurrió la desgracia: Cuando volvieron a perforar para reencontrar la veta, no lo consiguieron y su búsqueda fue en vano.
Finalmente, ante su frustración, decidieron darlo todo por perdido y abandonaron.
Vendieron la maquinaria a un chatarrero por una escasa cantidad de dinero, y éste, decidió utilizarla consultándolo antes con un ingeniero de minas experto en el tema.
(Ver: Personas Exitosas y Personas Fracasadas)
El ingeniero advirtió que el proyecto de Darby y su tío había fracasado puesto que no sabían reconocer las «vetas falsas», por lo que el mineral realmente seguía allí.
Según sus cálculos, ¡la veta reaparecería a tan solo un metro del lugar! Y así fue.
En conclusión, el chatarrero consiguió millones de dólares dado que, al contrario que los otros, supo buscar el asesoramiento de un profesional antes de rendirse y darse por vencido.
No seas como Darby, NO TE RINDAS CON FACILIDAD POR CULPA DE UNA FRUSTRACIÓN TEMPORAL.
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