Mira como la Historia de Barnes puede darte una lección sobre propósitos y perseverancia.
Si quieres ver el lado positivo que le saco a la vida el señor Barnes, este artículo es para ti.
A menudo tenemos que escuchar historias para despertar en nosotros esa «chispa» que a veces nos falta para empezar a caminar.
La historia de Barnes es espectacular, le costo pero consiguió exactamente lo que se propuso.
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Barnes. Una Historia Sobre La Perseverancia
Desde luego, los pensamientos son «cosas», y estos son muy poderosos, sobretodo cuando se combinan con la exactitud del propósito, la perseverancia, y un gran deseo de convertirlas en riqueza (o en otros objetos materiales).
(Ver: ¿Es Bueno Querer Ser Rico?)
En el post de hoy trataremos la historia de una persona que por sus propios medios consiguió alcanzar el éxito comenzando por lo más bajo.
Hace algunos años, Edwin C. Barnes, un hombre que disponía de pocos recursos, descubrió la certeza sobre que las personas realmente piensan y logran hacerse ricos. Su descubrimiento no surgió de repente, sino que fue apareciendo poco a poco, empezando por un arduo deseo de llegar a ser socio del gran Thomas Edison, inventor histórico.
Una de las principales características de Barnes era su precisión. Éste quería trabajar CON Edison, y no para él.
Observa con detenimiento pues cómo su deseo fue convirtiéndose en realidad, y podrás así comprender los principios de conducen a la riqueza.
Cuando ese deseo apareció por primera vez en la mente de Edwin, él mismo era consciente de que no se encontraba en posición de actuar según ese impulso propio de sus pensamientos.
De este modo, dos obstáculos se interponían en su camino: El primero, que no conocía al inventor, y, el segundo, que no disponía de una riqueza suficiente como para pagar un billete de tren hacia Orange, New Yersey.
Unas dificultades como las mencionadas bastarían para desanimar a la mayoría de las personas para llevar a cabo su deseo, ¡pero el suyo era único!
El inventor y el vagabundo
Barnes se presentó de pronto en el laboratorio de Edison, con el pretexto de querer hacer negocios con él.
Hablando de su primer encuentro con Barnes, Edison comentaba años más tarde: «Estaba de pie ante mí, con la apariencia de un vagabundo, pero había algo en su expresión que transmitía la sensación de que estaba decidido a conseguir lo que se había propuesto».
Añadía además: «Yo había aprendido, tras años de experiencia, que cuando alguien desea algo con tanta fuerza que estaría dispuesto a arriesgar todo su futuro a una sola carta para conseguirlo, tiene asegurado el triunfo. Le dí la oportunidad que quería, porque vi que él estaba decidido a no ceder hasta conseguir el éxito. Los hechos posteriores demostraron que no me equivocaba».
Definitivamente no era el aspecto del joven chico lo que le proporcionó un puesto en el despacho de Edison, lo importante era lo que él pensaba y su sueño.
A pesar de lo ya dicho, Barnes no consiguió asociarse con Edison tras su primera entrevista.
Obtuvo la oportunidad de trabajar en el despacho del inventor, por un salario insignificante. ¿Fue esto suficiente para Edwin C. Barnes? Obviamente NO.
Con el transcurso de los meses, no había ocurrido nada que se aproximase al codicioso objetivo que Barnes tenía en mente, así como a su propósito inicial y preciso (aparentemente).
Sin embargo, algo importante estaba ocurriendo en el fondo de los pensamientos de Barnes… Su deseo de convertirse en socio de Edison se intensificaba cada vez más.
Muchos psicólogos afirman con certeza que «cuando uno está realmente preparado para algo, aparece». Así, Barnes estaba listo para convertirse en socio del gran inventor; además, estaba decidido a seguir así hasta conseguir lo que buscaba.
(Ver: Identifica Tus Oportunidades)
El particular joven de ninguna manera se decía a sí mismo: «Vaya, no hay manera. Supongo que acabaré cambiando de idea y optaré por trabajar de algo totalmente distinto».
En lugar de esto, Barnes decía: «He venido aquí a asociarme con Edison, y eso haré, aunque ello me lleve la vida». ¡Estaba absolutamente convencido!
Quizás Edwin no lo sabía por aquel entonces, pero gracias a su amplia determinación y a su perseverancia en mantenerse firme en su único deseo, iba a conseguir batir todos los obstáculos que se le formasen y, sobretodo, a conseguir esa oportunidad que tanto buscaba.
Si te gusto el post, asegúrate de leerte el libro de Piense y Hagase Rico de Napoleon Hill. Donde relata los pasos que siguieton los más de 500 multimillonarios que entrevistó.
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Liz Jaramillo, organización SOÑHAREMOS says
Jorge !!
Mil gracias por tus aportes.
EL DESEO. EL DESEO FERVIENTE, pensado en imágenes unido a la FE y perseverancia, son el comienzo de cambios profundos en la vida de quien así se lo propone.
Gracias gracias LIZJG