Lo imposible solo tarda un poco más. Hoy te lo mostramos con el claro ejemplo de Henry Ford.
Si crees que no existe lo imposible, este post es para ti.
Henry Ford, creador de la gran empresa automovilística estadounidense, tuvo la brillante idea de crear un motor con una capacidad para introducir un total de ocho cilindros en un solo bloque, por lo que mandó crear un prototipo previo al definitivo.
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El «Imposible» motor V8 de Ford
Sus ingenieros lo tomaron por loco, aludiendo que era imposible producir un motor de tales características, y sin embargo Henry insistió en que no importaba cuanto costara mientras consiguiesen construir su deseado V8.
(Ver: La Perseverancia de Barnes)
Dicho esto, los ingenieros se pusieron manos a la obra, ya que de esto dependía su continuidad en la empresa. Transcurrieron pues más de seis meses sin lograr resultado alguno, e incluso seis más sin llegar a ninguna conclusión.
Veían el proyecto como algo imposible.
Un año después, H. Ford se reunió con su equipo de ingenieros, que le informaron sobre la falta de resultados de la que disponían, pero su jefe les ordenó que siguieran trabajando, ya que estaba convencido de que quería ese motor y de que lo conseguiría.
Continuaron con numerosas pruebas y de repente, como por arte de magia, el secreto fue desvelado… ¡La determinación de Ford había ganado una vez más! Demostró así que no era imposible cumplir con ese objetivo.
Henry Ford tuvo éxito puesto que comprendió y supo aplicar los principios del éxito; así, uno de ellos es desear, saber discernir lo que uno quiere o no.
Ahora atento: recuerda la historia que te acabo de contar sobre el creador de Ford mientras lees, y señala las líneas en las que se describe el secreto de su extraordinaria proeza. Si consigues hacer esto, serás capaz de igualar los logros de Henry Ford en cualquiera de los empleos para los que estés preparado.
Por Qué eres Tú el «Dueño de Tu Destino»
Cuando Hentley escribió sus proféticas palabras «Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma«, debería habernos informado de que nosotros también somos los dueños de nuestro propio destino, los capitanes de nuestra propia alma, puesto que tenemos la capacidad de controlar nuestros pensamientos.
El poeta debería habernos dicho además que antes de poder acumular riquezas en abundancia, tenemos que magnetizar nuestra mente con un fuerte deseo de riqueza, que hemos de tomar conciencia de la riqueza hasta el hecho de que ese deseo por dinero nos lleve a planificar la forma adecuada para adquirirlo.
(Ver: El Dinero es Bueno o Malo)
Sin embargo, al ser poeta y no filósofo, Hentley se contentó con afirmar esta gran verdad desde esa perspectiva poética y nada más, dejando así que los lectores puedan entender de una manera u otra el significado filosófico de sus estrofas.
Poco a poco, este secreto ha ido desvelándose, pero, por contra, aún queda mucho por aprender…
Aún así, no te desanimes: ¡Aprende! Olvídate de la palabra «Imposible».
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